Los coches eléctricos se van abriendo un hueco en el mercado año tras año, y aunque todavía falta para que sea la opción predominante entre los usuarios, casi todos están de acuerdo en que será la alternativa que se impondrá en un futuro frente a los motores tradicionales de combustión. Y aunque continuamente oímos novedades respecto a este tipo de coches, y marcas como Tesla no nos dejan de sorprender con sus innovaciones, la gran mayoría de la gente todavía no sabe cómo funciona un motor eléctrico exactamente. Desde TopConcesionarios nos hemos propuesto a explicarlo de manera que sea fácilmente entendible con este artículo.
Índice
Qué es un motor eléctrico
Un motor eléctrico es una máquina eléctrica rotatoria que transforma la energía eléctrica en energía mecánica, mediante la acción de los campos magnéticos que generan las bobinas que se encuentran en el interior del motor. Se compone de un estator y un rotor.
Su mecánica es mucho más sencilla a la de un motor de combustión tradicional, ya que no cuenta ni con cigüeñales ni con cilindros ni con otras piezas piezas típicas que forman parte de un sistema mecánico complejo.
Asimismo, una diferencia significativa entre los automóviles eléctricos y los propulsados por combustible fósil, es que los primeros pueden usar una variedad de fuentes renovables para generar su electricidad.
Funcionamiento de un motor eléctrico
El motor de un coche eléctrico puede ser tanto de corriente alterna como de corriente continua. Según el modelo, un vehículo eléctrico puede disponer de uno o varios motores.
Y la idea fundamental con la que nos debemos quedar es la del magnetismo, que produce una fuerza física capaz de mover objetos. De la misma manera que en función de la alineación de los polos de un imán, se consigue que otro imán sea atraído o por lo contrario rechazado.
La electricidad es utilizada para crear campos magnéticos que se oponen entre sí, haciendo que de esta manera se mueva la parte giratoria, el rotor. En dicho rotor se encuentra la bobina, que precisamente tiene un campo magnético opuesto al de la parte estática del motor. Unos imanes permanentes son los encargados de generar este campo magnético, a raíz de rechazarse mutuamente al ser de polos opuestos, es lo que hace posible que el rotor empiece a girar dentro del estator.
Pero la cosa no acaba aquí, y es que para que el rotor siga moviéndose, la polaridad del electroimán debe invertirse. Según como se lleve a cabo esta inversión, distinguimos entre dos tipos de motor eléctrico, el motor de corriente alterna y el motor de corriente continua.
En el caso de los coches con motor de corriente continua, en la parte trasera se encuentra el inversor, que es el encargado de convertir la corriente continua en corriente alterna, y así proporcionar energía al motor, aunque esto no sería posible sin el motor de inducción, que también se encuentra en la parte posterior y toma la corriente alterna que viene del inversor y crea un campo magnético giratorio que hace que el motor gire.
El funcionamiento del coche eléctrico al descubierto
Estos vehículos pueden llegara a contar con la friolera de más de 7000 pilas de iones de litio debajo del piso, que en su conjunto tienen una vida útil más larga y mayor densidad de potencia en comparación a las baterías de un vehículo de combustión interna, y es lo que hace posible impulsar el vehículo.
El sobrecalentamiento y la avería térmica es una de sus vulnerabilidades, por ello los coches eléctricos cuentan con refrigerante que corre por su interior para evitar ese sobrecalentamiento.
Los vehículos eléctricos no tienen caja de cambios ni palanca, de modo que todos son automáticos, y tienen transmisión de una sola velocidad que envía energía desde el motor de inducción a las ruedas, y de esta forma el motor eléctrico transforma la energía eléctrica en energía mecánica. Y esta última es el poder físico que hace girar las ruedas y así permitir que el vehículo pueda desplazarse.
Cuando aceleras mientras estás conduciendo, el vehículo está consumiendo más energía, pero cuando frenas, la energía se transforma en electricidad a través del motor inducción. Dicha electricidad va a parar al conjunto de baterías, donde se almacena para que puedas utilizarla más tarde. Como podemos observar, se trata de eficiencia en estado puro.
Un coche eléctrico necesita ser recargado para poder circular. Podemos diferenciar entre tres tipos de carga. Una carga que podrías realizar en tu propia casa, usa una corriente de 120 voltios, y añade de 3 a 8 km de carga por hora. El segundo tipo se corresponde a la es estaciones de carga, con un voltaje de 220-240, que llega a recargar de 16 a 40 km por hora. Y en última estancia se encuentra la estación de carga de corriente continua, que tiene la capacidad de recargar hasta el 80% de la carga de la batería del vehículo en menos de 30 minutos.
Coche eléctrico vs coche de gasolina
En comparación con los vehículos de combustión interna, los eléctricos son más sencillos de conducir y el coste de mantenimiento es menor. Eso sí, a día de hoy su precio es significativamente mayor, y esto, junto a la falta de estaciones de cargas en las zonas menos urbanizadas, son dos de las principales barreras de entrada para muchos usuarios a la hora de plantearse la compra de un coche eléctrico. Aunque haciendo cuentas, esa inversión de más al principio, debería amortizarse con el paso de los años si comparamos el gasto teórico que comporta un coche de gasolina y uno eléctrico.
Otro aspecto que todavía tienen que pulir los coches eléctricos actuales es la autonomía, que sobretodo en caso de algunos modelos sigue siendo un tanto limitada, y en referencia a lo comentado en el punto anterior, si no vives en una gran ciudad, es probable que no dispongas de una estación los suficientemente cercana como para ir continuamente a recargar el vehículo.
Un poco de historia de los motores eléctricos
A pesar de que puede parecer relativamente reciente, lo cierto es que los motores eléctricos salieron casi al mismo tiempo que los motores impulsados por el petróleo, en el siglo XIX. Fue en 1828, cuando un ingeniero húngaro llamado Ányos Jedlik, inventó el primer prototipo de motor eléctrico y lo utilizó para impulsar un pequeño modelo de automóvil. Y hasta finales del mismo siglo XIX, muchos países produjeron automóviles eléctricos de tres ruedas, y el mercado de este tipo de vehículos vivió una época de prosperidad.
A principios del siglo XX, casi un tercio de los automóviles eran propulsados por energía eléctrica, sin embargo, debido a la mejora de las infraestructuras de las carreteras y la necesidad de desplazarse mayores distancias, el motor de gasolina fue ganando el pulso frente a la escasa autonomía del motor eléctrico. Asimismo, la producción en serie de vehículos de gasolina por parte de Ford, supuso una reducción de costes y de precio final significativa, dejando al automóvil eléctrico en el olvido hasta el siglo XXI. Y aquí es donde empieza la historia del automóvil eléctrico actual, pero esta parte la dejaremos para otra ocasión.
Un artículo genial sobre el funcionamiento de un motor eléctrico y la mejor forma de utilizarlo. Un saludo.
Muchas gracias por tu opinión! Saludos