Te sientas una vez más en tu vehículo como cualquier otro día, te pones el cinturón, acabas de comprobar que todo está en orden, y te dispones a arrancar. Le das al contacto y entonces giras la llave del todo para encender el motor… pero no lo consigues. Lo intentas una y otra vez y el resultado es el mismo, el vehículo no parece tener la intención de moverse de sitio en esta ocasión. Con las manos en la cabeza o pagando tu frustración con el volante te preguntas, ¿por qué mi coche no arranca? Las posibles causas y sus correspondientes soluciones son diversas, de modo que vamos a hacer un repaso a las más comunes en esta práctica guía.
Índice
Mi coche no arranca y hace clac clac
Tratas de arrancar el coche pero lo único que ocurre es que suena un ruido, un clac clac. El vehículo hace un amago de arrancar, pero termina por no hacerlo, y tampoco se encienden las luces. Lo más probable en este caso es que tu batería esté llegando o ya haya llegado a su fin. La vida de una batería dura aproximadamente entre 3 y 5 años, aunque son varios los factores que influyen en su duración, entre ellos el mantenimiento. Para salir del apuro, te puede ayudar a alguien a arrancar el coche con las pinzas, pero piensa que se trata de una solución temporal, si la batería ya ha dado todo de sí no tendrás otra alternativa que la de sustituirla.
Mi coche no arranca pero se encienden las luces
Se puede dar la posibilidad de que el coche no arranque, pero sí se enciendan las luces. Una de las causas podría ser la batería. No tiene la energía suficiente como para poder arrancar el vehículo, pero sí para hacer que las luces se enciendan. Pero quizá al comprobar la batería te das cuenta de que realmente está cargada, y además de esto, hay otro claro síntoma de un funcionamiento anómalo, y es un extraño ruido que percibes cuando tratas de arrancar. En este caso lo más seguro es que el fallo resida en el motor de arranque.
La batería trata de proporcionar la energía necesaria para encender, pero es el motor de arranque el que se aprovecha de esa energía para hacer que el vehículo se ponga en marcha. Si el motor de arranque está averiado o desgastado entonces el automóvil probablemente no llegue a arrancar. Las averías del motor de arranque pueden ser varias: deterioro en el cableado, desgaste de las escobillas (sobre todo a partir de los 150.000 km), acumulación de suciedad en el rotor, o que la corona se encuentre desgastada y no logre encajar correctamente con el volante de inercia. Puedes optar por arreglar la avería, siempre que sea posible, o comprar un nuevo motor de arranque.
Y ojo, no necesariamente debe tratarse del motor de arranque, también es posible que el interruptor de encendido no funcione. Verificar dicho problema es muy sencillo, tan solo debes girar la llave y mirar si las luces de advertencia funcionan o no. En caso negativo, debes sustituir dicho interruptor. De modo que si se trata de este último problema, puedes sentirte un tanto aliviado, ya que es bastante menos costoso.
Mi coche no arranca en frío o tras calentarse demasiado
Lo ideal es que, ante temperaturas más extremas tanto de frío como de calor, el coche no pase demasiadas horas expuesto a las mismas. Disponer de una plaza de parking es lo ideal, aunque no siempre resulta ser posible. Sobre todo en invierno, durante la noche, si el vehículo se encuentra en la intemperie, es muy posible que el motor se resienta y la batería se descargue. En tal caso, cuando lleguemos por la mañana es probable que el coche no arranque por el frío. ¿Qué hay que hacer si se da esta situación?
Hay que empezar probando las soluciones más sencillas, y si estas no funcionan, entonces pasar a otras más complejas. Gira la llave para arrancar y mantenla en esa posición durante aproximadamente cinco segundos (pero no más de diez para no provocar sobrecalentamientos). Apaga todos aquellos aparatos que puedan gastar energía de la batería. Si el vehículo no se enciende, tomate dos minutos de descanso para reprender otra vez esta acción. Si el automóvil sigue sin accionarse, puede que la batería esté excesivamente fría. Prueba de colocar un paño caliente y seco encima de la misma para que se caliente un poco y recobre temperatura.
Para aquellos que tengan un vehículo con unos cuantos años encima (hablamos de un motor anterior a los 90), es necesario apretar un poco el pedal del acelerador para inyectar gasolina al motor y facilitar de esta manera el arranque. Pero habrá casos que ni con esas conseguiremos encender el automóvil. Hay un último apaño que podemos intentar (quien la sigue la consigue dicen). Si hay alguna cuesta abajo cerca nuestro, dejaremos que el coche baje por la misma y con la velocidad que se coja por inercia es posible que se logre arrancar el coche. Si esto ocurre, introduce la segunda marcha y listos. Si no hay ninguna cuesta cerca de ti, pero sí unas cuantas manos para empujar, entonces lo mismo, se empuja el coche con la fuerza suficiente para que vaya rodando unos metros por sí mismo, lo suficiente para encenderse y meter la segunda. Si la batería está completamente descargada, no te ayudará ni empujar el coche, de modo que lo único que te salvará es cargarla mediante un cargador de baterías o conectarla a la batería de otro vehículo.
Mi coche no arranca y tiene la batería cargada
Tal como hemos comentado en el apartado anterior, los cambios de temperatura traen consigo bastantes problemas en el momento de arrancar el vehículo. Sobre todo los automóviles diésel son los más sensibles a temperaturas más frías o calurosas. Puede ocurrir que el coche no arranque a pesar de tener la batería cargada, y que tampoco se trate de un fallo vinculado con el motor de arranque o con el interruptor de encendido. Aquí el problema puede estar en algún sensor o bien en las bujías de precalentamiento, también conocidas como calentadores diésel, en caso de los vehículos de gasoil.
Hay que tener muy en cuenta también el grado de viscosidad del aceite, que debe mantenerse a un determinado nivel, sin embrago, cuando las temperaturas ascienden o descienden en exceso, dicha viscosidad se desestabiliza. Cuando el lubricante se vuelve demasiado líquido, o bien demasiado espeso, arrancar el coche será una tarea ardua e infructuosa. La solución a este problema es sustituir el aceite por uno que tenga mayor capacidad de adaptación a la temperatura ambiente. De modo que si te preguntas por qué mi coche no arranca y tiene batería, la causa puede estar en algún sensor, en las bujías de precalentamiento o en el tipo de aceite.
Mi coche no arranca ni con pinzas
Si tu coche no arranca ni con pinzas, pueden ser varias las causas. En primer lugar, asegúrate de contar con unas buenas pinzas con el voltaje adecuado. Sucede más veces de lo que parece, al conectar otro conjunto de pinzas sí se consigue arrancar el vehículo, de modo que no descartes esta opción. Si el problema no está en las pinzas, plantéate la posibilidad de cambiar la batería.
El fallo puede que no esté en la batería sino en el alternador. Este componente se encarga de mantener la batería cargada, y en caso de estar averiado, la batería no se recargará, de modo que será inútil tratar de darle vida con las pinzas. Por lo general la vida útil del alternador ronda entre 200.000 y 400.000 km, aunque claro está, en función del uso y del mantenimiento realizado, dicha durabilidad puede verse reducida, de modo que ningún vehículo queda exento de sufrir este tipo de avería. Un alternador nuevo puede llegar a costar 600 euros, aunque de segunda mano se puede encontrar a partir de 50.
Es posible también que, al descargarse la batería, la centralita se haya desconfigurado. En tal caso trata de retirar la batería por completo sin contactos, y cuando vayas a colocarla de nuevo, enciende la del otro vehículo, para comprobar de esta manera si puede llegar a recomponerse por sí misma. Aunque si la centralita está averiada, tienes cuatro maneras distintas de hacer frente a este problema; repararla, clonarla, virginizarla o directamente sustituirla. Como siempre en estos casos, recomendamos optar por las alternativas más sencillas y económicas, y en su defecto, proceder a las de mayor envergadura. Una centralita nueva puede llegar a valer entre 1000 y 2000 euros mientras que reprogramarla costaría poco más de 100, de modo que siempre que la avería no sea fatal, opta por soluciones de menor cuantía.
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